de regreso: ¡Ay, como duele el desapego!:
Una de las condiciones, entre otras, lo primero del compromiso misionero, es el desapego de las cosas que el mercado a diario nos ofrece.
Tanto que el mismo Jesús recordó a sus discípulos no llevar nada para el camino en sus alforjas.
Los pastores y predicadores nos enseñan con bellas y poéticas frases que “hay mas felicidad en dar” y “nada te vas a llevar”, con que adornan sus mensajes bien intencionados.
Ay como duele el desapego, duele mas que un martillazo en un dedo y me llena de angustia perder el celular, menos mal que todavía me queda la cámara digital y la compu con Web cam.
Ay como duele el desapego y en la sociedad perder el lugar que yo mismo me había adjudicado, no se puede servir a dos señores, la moda y la televisión me exigen todo o me dejan a un costado y ahora también, debo sostener el culto.
Por eso a los pobres no los culpo, al verlos tan feliz, casi sin nada, no saben cuanto cuesta mantener lo acumulado y el gobierno se me queda con buena parte, por que dice que gano demasiado.
En algo estamos todos de acuerdo, la familia es lo primero, menos el sábado cuando lavo el auto, eso si, el domingo salimos todos juntos de paseo, vamos de co
mpras al supermercado.
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